domingo, 16 de enero de 2011

Escala de grises


Sentada sobre la línea que divide la dicotomía de cualquier decisión.

Temblando en negro, soñando en blanco.

No me pidas respuestas, mejor aún ni siquiera me pidas preguntas, es decir, que formalice todo en términos de claro oscuro. Admito una cierta escala de grises pero me niego a definirla como se niega el artista a destripar su obra con el bisturí de la lógica.


Las palabras se muestran hoy especialmente esquivas, especialmente pulidas, sin vértices a los que agarrarse. La potencia de las grandes sentencias es el polvo que se barre y se camufla debajo de las alfombras. Es una victoria ficticia. Lo único que hay es la suciedad, la alfombra, la escoba, la habitación, yo.


Mi soledad tiene los ojos hundidos, los cabellos débiles y la sonrisa muerta.

Me da un abrazo frío que no llena ningún espacio, no calma ninguna herida.

Me mantengo.

Respiro.

Sonrío.

Hay luz.